jueves, 7 de junio de 2012

SIN ESPERA de Hilda Roccia







LECTURA de ROSA IGLESIAS






SIN ESPERA







Ni siquiera el ánfora sofocó tus duendes
de retazos,
ni el cuarto espejado se veló con el silencio.
La sinfonía creyó ser ausencia de otros tiempos
y el tiempo,
fue un lacayo soberbio del vocablo.
Nada percibí hasta que tu pluma sangró,
y sangró en aquel libro,
con versos de labios somnolientos.
Y fui química en tus betas de arrayanes
para acentuarme en los ramales con el grito.



Me abreviaste a tu cintura de bengala
cuando la luna de aluminio se lucía,
y si fui mujer y hiedra, no lo supe
porque precoz,
-sin anunciarse-
cayó a mi lado tu espíritu de árbol.
No esperé que se ahuyentaran
los soles cabriolados,
y te ligué a mi vientre de aventura.
El corazón se agitó, surgente púrpura,
como guarida indecente de sultanes.



Alud, la cosecha por parir…
y fuiste agosto,
en mi estuario de níquel escarlata





Hilda Roccia



Música de Astor Piazzola


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