LECTURA de ROSA IGLESIAS
DE UN VERSO ABORTADO
Se fecundó en la matriz de mis musas
como una orquídea de céltico talle,
y a bordo de los dedos me temblaba
la tentación de imaginar sus vientres
como asilos idílicos de música.
Aún su sombra frecuenta mi escritorio
de la misma manera en que la noche
suele rondarnos, descalza de voz.
Vine a sentirlo feto de una estrofa
pero nunca mis folios presenciaron
el parto deseable de aquél verso
pues, aun siendo mi pluma su placenta,
-orfanato de tinta musicada-
negué su alumbramiento al no escribirlo,
y aquello que no nace ni se escribe
acaba pernoctando entre lo oscuro.
Dialogan, pues, mis toldos con el vuelo
de las cigüeñas que, prestas, soñaron
conspirar en mis hojas con la vida.
Esta tarde mis dedos se resienten
sobre ese parador de extraño mundo
en el que a ciegas silban los tinteros.
Nada deja de ser como creía:
los delirios de un verso y sus fantasmas
son turbios pasajeros de uno mismo.
Y los hay como yo que hasta se asustan
de que alguien te resuma en un poema.
®M. Carmen Sáiz Neupaver
Música de ERIK SATIE