LEÍDO por ROSA IGLESIAS
CUERPO PRESENTE
La piedra es una frente donde los sueños gimen
sin tener agua curva ni cipreses helados.
La piedra es una espalda para llevar al tiempo
con árboles de lágrimas y cintas y planetas.
Yo he visto lluvias grises correr hacia las olas
levantando sus tiernos brazos acribillados,
para no ser cazadas por la piedra tendida
que desata sus miembros sin empapar la sangre.
Porque la piedra coge simientes y nublados,
esqueletos de alondras y lobos de penumbra;
pero no da sonidos, ni cristales, ni fuego,
sino plazas y plazas y otras plazas sin muros.
Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido.
Ya se acabó; ¿qué pasa? Contemplad su figura:
la muerte le ha cubierto de pálidos azufres
y le ha puesto cabeza de oscuro minotauro.
Ya se acabó. La lluvia penetra por su boca.
El aire como loco deja su pecho hundido,
y el Amor, empapado con lágrimas de nieve
se calienta en la cumbre de las ganaderías.
¿Qué dicen? Un silencio con hedores reposa.
Estamos con un cuerpo presente que se esfuma,
con una forma clara que tuvo ruiseñores
y la vemos llenarse de agujeros sin fondo.
¿Quién arruga el sudario? ¡No es verdad lo que dice!
Aquí no canta nadie, ni llora en el rincón,
ni pica las espuelas, ni espanta la serpiente:
aquí no quiero más que los ojos redondos
para ver ese cuerpo sin posible descanso.
Yo quiero ver aquí los hombres de voz dura.
Los que doman caballos y dominan los ríos;
los hombres que les suena el esqueleto y cantan
con una boca llena de sol y pedernales.
Aquí quiero yo verlos. Delante de la piedra.
Delante de este cuerpo con las riendas quebradas.
Yo quiero que me enseñen dónde está la salida
para este capitán atado por la muerte.
Yo quiero que me enseñen un llanto como un río
que tenga dulces nieblas y profundas orillas,
para llevar el cuerpo de Ignacio y que se pierda
sin escuchar el doble resuello de los toros.
Que se pierda en la plaza redonda de la luna
que finge cuando niña doliente res inmóvil;
que se pierda en la noche sin canto de los peces
y en la maleza blanca del humo congelado.
No quiero que le tapen la cara con pañuelos
para que se acostumbre con la muerte que lleva.
Vete, Ignacio: No sientas el caliente bramido.
Duerme, vuela, reposa: ¡También se muere el mar!
Federico García Lorca
7 comentarios:
Una vez más aquí,
y las que sean necesarias, toda vez que considero, como mínimo, al PREMIO de tu voz, dejar un mensaje , para que sepas que también he leído/oído, los demás poemas, NO SOLO lo mío.
YO, AGRADEZCO
TANTO ASI
QUE DIGO
¡VIVA LA POESIA!!
Ross
Sublime!!!
El decir , el mensaje, la entonación!
La fuerza!
Maravilloso!!!
"No quiero que le tapen la cara con pañuelos".
"¡También se muere el mar!"
Alucinante. He escuchado varios y sigo flotando. Abrazos
Dolors
UNa vez más,
Bien sabes lo que pienso de tu voz, querida amiga.
GRACIAS
Rossana
Ross, cómo no pensar o creeer que no me vienes a escucharme?
Eres un puntal imprescindible, ya para siempre en mi vida
Gracias hermana, por tu aliento, tu compañía y tu empuje
Más besos, poeta
Rose
CARMELA, la verda que me gustaría saber más de tí
Gracias por esta valoración que, desde mi corazón, siento tan sincera
Siempre bienvenida a este pequeño mundo de la poesía en alto
Te ofrezco la lectura de un poema
de tu autoría si es que esta idea te agradara
Un gran abrazo , amiga mía
Rosa
Te veo Dolors, como una musa..
Gracias hemana por flotar en este pequeño espacio
Tu estar me emociona
Te quiero, hermana
Rosi
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